El 12 de julio del 2015 una emotiva carta escrita por una niña de 8 años llegó a las manos del Papa Francisco durante su visita al Bañado Norte de Asunción. En ella, una alumna de la Escuela San Blas de Fe y Alegría se dirigía al Pontífice con una petición muy particular.

“En la escuela nos pidieron a cada uno escribir una carta, de las cuales una sería elegida para entregarle al Papa. Me acuerdo que yo le escribí en una parte de la carta que él sea mi papá” recuerda Kyarha.
Un total de 2.300 niños y niñas del Bañado Sur escribieron al Papa Francisco, ya que en su recorrido no alcanzaría la mencionada zona.
Sobre el motivo por el cual realizó aquel pedido Kyarha menciona “en ese momento tenía problemas familiares y crecí con mis abuelos”.
“El profesor me dijo esa parte (el pedido) no, pero yo igual puse y se fue así. Después me dijo el profesor que fui elegida para entregar la carta al Papa. Yo no sabía ni cómo irme al Bañado Norte. Mi tía se ofreció y me llevó”
Llegó aquel esperado 12 de julio del 2015 donde una multitud de personas se reunió entorno al Bañado Norte de Asunción, donde el Pontífice además recorrió la zona y visitó la casa particular de una familia.
“Él recibió la carta y empieza a leer en plena misa y me dice que él puede ser mi papá, pero que el papá más grande es Dios y está arriba”.
Apenas culminó aquel encuentro y la pequeña Kyarha experimentó un crecimiento personal mayor a su edad.

“Hubo un cambio muy radical, porque me acuerdo que después de venir de ahí le dije a mi abuelo que me inscribiera, teniendo 8 años, para hacer mi primera comunión”.
Es así que actualmente Kyarha tiene 18 años y se convirtió en una joven trabajadora y estudiosa. Es egresada del Colegio San Cayetano de Fe y Alegría, durante su etapa como estudiante se destacó por su liderazgo, compromiso, capacidad para emprender y, sobre todo, ser una buena persona.
“Hasta hoy en día me mantengo por la iglesia y estoy en los grupos juveniles”.
La reciente partida del Papa Francisco la dejó muy sorprendida, al principio dudó de la misma, pero al encontrarse con las noticias en todos los medios de comunicación cayó en cuenta de su veracidad.
“Siempre me voy recordándole, él me regaló un rosario. En aquel entonces no sabía lo que era hablar con un Papa. Cuando tuve 10 años me senté a pensar y dije ‘¡qué bendecida fui cuando me fui a conocerle al Papa!’”.
