Encuentro con dos jóvenes becarios de Fe y Alegría Paraguay, representantes de una generación que combina vocación, tecnología y compromiso con el país. Cristina Luján Cabral, a punto de graduarse como docente, y Lucas Villalba, estudiante de Administración, conversaron sobre educación, futuro, desafíos nacionales y el papel de la Inteligencia Artificial (IA) en la formación actual. Entrevista realizada por Luis Fernando Ibañez.
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—Cristina, venís de Ciudad del Este y estás culminando tu formación docente. ¿Cómo describirías tu experiencia como becaria?
Cristina: Yo soy de Ciudad del Este, egresada del Colegio Fe y Alegría Virgen de Fátima. Gracias a la beca Adelaida pude estudiar formación docente y hoy puedo decir oficialmente que soy profesora. Para mí es un sueño de la Cristina pequeñita que siempre quiso ser maestra. Cuando terminé el colegio pensé que no lo iba a lograr, y recibir la noticia de la beca fue como abrir una puerta enorme. Estoy muy agradecida.
—¿Hacia dónde querés orientar tu trabajo como educadora?
Cristina: Donde Dios me mande. Tengo claro que quiero enseñar, que quiero estar con niños y transformar vidas. Mi área es la escolar básica, niños pequeños del primer y segundo ciclo. También soy catequista desde hace cuatro años; siempre sentí que enseñar era lo mío.
—¿Algún recuerdo que te haya marcado durante tu práctica docente?
Cristina: Volví a Fe y Alegría para hacer mis prácticas y estuve con un segundo grado maravilloso. En la despedida lloramos todos; los niños no mienten, si sentían así es porque estaba haciendo un buen trabajo. Esa fue la prueba de que este es mi lugar: la docencia.
—Lucas, vos venís de San Lorenzo y también de un largo recorrido en Fe y Alegría. ¿Cómo decidiste estudiar Administración?
Lucas: Estuve 13 años en Fe y Alegría, desde mi niñez hasta los 18. Mucha gente dice que Administración se elige por descarte, pero en mi caso fue lo contrario. Desde octavo grado me interesaban los temas contables, la economía, el marketing. Estudio en la Universidad Autónoma de Asunción con la beca Adelaida y mi sueño es desarrollarme en el mundo de los negocios. También quiero ayudar a mi papá a hacer crecer su carpintería.
—¿Qué aprendiste en Fe y Alegría que todavía te acompaña?
Lucas: Muchísimo. Recuerdo especialmente a la profe Nilda Campos, de Ciencias Sociales. En una clase dijo algo que nunca olvidé: “Bienvenido al mundo caóticamente hermoso.” Para mí esa frase resume lo que es la vida: no todo es bueno, no todo es malo, pero siempre hay algo hermoso que rescatar.
—Ambos pertenecen a una generación que creció con tecnología. ¿Cómo ven la llegada de la inteligencia artificial (IA) a la educación?
Cristina: La IA hay que usarla, pero hay que saber usar. No hay que dejar que la IA nos utilice. Es una herramienta increíble, pero el docente debe adaptar lo que la IA produce, porque un niño no entiende textos llenos de tecnicismos. Yo uso ChatGPT y Gemini, pero siempre modifico lo que me da para hacerlo pedagógico. Y los niños ya conocen estas herramientas: cuando uso el celular me preguntan “Profe, ¿por qué usás ChatGPT?”. Están muy actualizados.
Lucas: En otros países la IA ya es materia desde grados iniciales. Creo que Paraguay debe avanzar hacia eso, enseñar el uso correcto, no que el estudiante copie y pegue. Es algo que no va a desaparecer; al contrario, va a crecer. La clave es educar para que se aproveche bien.
—¿Qué desafíos ven hoy en la educación paraguaya?
Cristina: Hay realidades muy diferentes. En Fe y Alegría tenemos buenos recursos, pero no todas las escuelas están así. Para enseñar a un niño hay que tener materiales, espacios adecuados. Los niños aprenden jugando, cantando, moviéndose. Y hoy se aburren rápido; son muy inteligentes. El docente tiene que crear clases dinámicas, usar material concreto, tecnología y actividades que despierten la atención.
Lucas: La escuela no puede conformarse con lo de siempre. La tecnología tiene que entrar de manera normal, práctica. Paraguay necesita actualizarse.
—Hablemos del país. ¿Qué sienten que los jóvenes podrían aportar?
Cristina: Que los jóvenes se despierten más. Nos conformamos demasiado. Si queremos un Paraguay mejor —sin hospitales sin medicamentos, sin escuelas que se caen, sin aulas bajo los árboles— tenemos que involucrarnos. Muchos jóvenes ni votan porque creen que “siempre gana el mismo”. Pero cambiar depende de nosotros.
Lucas: Paraguay es un país joven. Tiene una oportunidad única. Pero si la juventud está dormida, no se aprovecha. Los líderes deben motivar a los jóvenes y los jóvenes tienen que moverse también. No podemos seguir conformándonos.
—Para cerrar, ¿qué mensaje les gustaría dejar?
Cristina: Que la juventud piense en su presente y en su futuro, que no se conforme con lo que hay. Que luche, que estudie, que sueñe grande.
Lucas: Que aprovechen la era en la que vivimos. La tecnología, las oportunidades, la educación. Y que crean que Paraguay puede ser mejor si cada uno aporta lo suyo.



