El antropólogo Marcelo Bogado analizó el fenómeno de las nuevas formas de duelo en la era digital. El tema central, “chatear con fantasmas”, aborda cómo la inteligencia artificial permite recrear a personas fallecidas y los riesgos emocionales que esto implica. La conversación destacó la delgada frontera entre realidad y virtualidad, y la necesidad de educación digital para enfrentar estos cambios. Entrevista realizada por Luis Fernando Ibañez en el programa «Estación Sur».
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En el día de los difuntos, miles de personas visitaron los cementerios para rendir homenaje a sus difuntos. Flores, velas y recuerdos se entrelazaron con el silencio del recuerdo. Sin embargo, en pleno siglo XXI, las formas de vivir el duelo están cambiando: el recuerdo del ser querido también ha comenzado a habitar el mundo virtual. Unas aplicaciones permiten “chatear con los muertos”.
¿Qué significa “chatear con fantasmas”?
El término hace referencia al uso de inteligencia artificial (IA) para recrear digitalmente a personas fallecidas. A partir de datos como correos electrónicos, grabaciones de voz, mensajes o videos, algunas empresas ofrecen la posibilidad de construir réplicas virtuales de los seres queridos que ya partieron.
Estas simulaciones conversan, responden y hasta imitan la forma de hablar o reaccionar de quienes ya no están. De este modo, los usuarios pueden mantener una especie de diálogo con una representación digital de la persona amada.
“La persona que usa este tipo de aplicaciones está chateando realmente con un chatbot, pero que simula ser su ser querido”, explicó Bogado.
El duelo y sus riesgos emocionales
La psicóloga Elisabeth Kübler-Ross, pionera en el estudio del duelo, describió cinco etapas para sobrellevar la pérdida: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Según Bogado, el uso de estas tecnologías podría interferir precisamente en la última de ellas: la aceptación.
“Cuando alguien pierde a un ser querido, muchas veces no puede creer que eso haya pasado. Si en ese momento se recurre a una simulación, la persona puede quedarse atrapada en la negación, sin llegar a cerrar el duelo”, advierte el antropólogo.
Además, el uso de inteligencias artificiales sin una adecuada supervisión puede generar consecuencias psicológicas graves. En algunos países se han registrado casos de jóvenes que, tras interactuar con chatbots, han sufrido crisis emocionales e incluso episodios trágicos.
Entre la realidad y la ficción
Bogado recordó la técnica del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, quien en sus obras siempre recordaba al público que lo que veía era teatro, no la vida real.
“Del mismo modo —señaló— estas aplicaciones deberían dejar claro que son una simulación. Si no, la persona puede confundirse y perder el límite entre lo real y lo virtual.”
Y es que cada vez resulta más difícil distinguir entre ambos mundos. ¿Dónde termina la vida real y comienza la digital? ¿Qué sucede cuando la inteligencia artificial revive voces, rostros o gestos de quienes ya no existen?
Una reflexión necesaria
El antropólogo subrayó que la irrupción de estas tecnologías ha sido tan rápida que la sociedad no tuvo tiempo de reflexionar sobre sus consecuencias.
Desde los deepfakes hasta los clones de voz, pasando por los bots conversacionales, el mundo digital plantea desafíos éticos y emocionales sin precedentes.
“Necesitamos educación digital desde la infancia —concluyó Bogado—. Los niños y adolescentes deben aprender a distinguir lo real de lo virtual, porque estamos viviendo una revolución tecnológica que apenas comienza y cuyas consecuencias aún no comprendemos del todo.”
Un tema para pensar
El duelo, inevitable e íntimo, ahora también puede vivirse entre algoritmos y pantallas.
“Chatear con fantasmas” es, quizá, la metáfora más clara de nuestro tiempo: la búsqueda humana de contacto, consuelo y permanencia… incluso más allá de la muerte.



